Definitivamente las flores siempre serán el toque final en la decoración. Nada sustituye su belleza y su presencia. Qué espectacular es llegar a casa y que nos de la bienvenida unas bellas rosas, o unos tulipanes, o una hermosa y colorida orquídea.
Decorar con flores es humanizar tus espacios y reflejar en ellos el amor que sientes por la naturaleza.
Despertar y disfrutar de un pequeño arreglo de flores en la mesa de noche es mágico. No tiene precio. Es tener un pedacito de la naturaleza cuidando nuestro sueño y dándonos cada mañana los buenos días. Ellas embellecen de una manera única nuestro espacio íntimo, aportándole frescura y un toque de romanticismo y femineidad.
Las flores siempre tienen un lugar en tu hogar
Las flores siempre tendrán un lugar especial en tu hogar y no necesariamente tienen que estar en un florero. En la decoración de tu cocina por ejemplo puedes darle el toque final con unas gerberas, unos lirios o una calas en una jarra de porcelana. Ese detalle cambiará por completo el espacio y refleja lo importante que son los detalles para ti.
Al baño social podrías darle un maravilloso olor con jazmines o con unas gardenias. Si el baño es pequeño colócalas en un florero de vidrio acorde al espacio que tengas. Generalmente en lugares con poco espacio nada debe verse recargado.
En el comedor, un arreglo bajo como centro de mesa, es sinónimo de sofisticación y armonía. También puedes colocar dos piezas modernas y transparentes, con flores de una misma especie como toque final en tu decoración.
Definitivamente no existe un detalle que complemente mejor los espacios que las flores y las plantas. Ellas tienen el poder de alegrar, de colorear, de embellecer, de humanizar y de hacer de cada lugar una estancia placentera y vivible.
Son las compañeras ideales de decoraciones minimalistas, modernas, contemporáneas y de estilo. Nunca sobran en un espacio; todo lo contrario, sin ellas un ambiente luce frío y vacío.