El azúcar es una pendiente resbaladiza. Por un lado, el cerebro y el cuerpo la necesitan como combustible, y por el otro, puede actuar como una droga. Cuanta más cantidad ingerimos, más parece que la anhelamos. El azúcar ha sido considerada, durante mucho tiempo, y con razón, como un enemigo de la “dieta”. El consumo excesivo de azúcar se ha relacionado con una variedad de resultados adversos para la salud. Esto incluyen aumento de peso, obesidad, enfermedad cardíaca, diabetes tipo 2 e incluso, disminución de la función cognitiva.
Es muy importante que comprendamos cómo interactúa el azúcar con nuestros cerebros. Además es importante entender si es una interacción “amistosa”, o si, por el contrario, debemos controlar su ingesta, evitando las grandes consecuencias que tiene para la salud el comer grandes cantidades de ella, si no aplicamos nuestro autocontrol.
¿Qué dice la ciencia sobre el efecto del azúcar en el cerebro?
Ingerir algo de azúcar es vital para nuestra supervivencia, porque es la principal fuente de combustible del cerebro. Así lo señalan los autores de una revisión publicada en el diario científico Frontiers in Bioscience. El azúcar, en forma de glucosa, se transporta a través de los astrocitos y células epiteliales de la barrera hematoencefálica. Luego, dicha glucosa es absorbida por las neuronas de nuestro cerebro.
Pero, el azúcar también activa en el cerebro el sistema mesicorticolímbico, conocido como “pathway de recompensa”. Cuando consumimos azúcar se estimulan la corteza prefrontal, la amígdala del área tegmental ventral y el núcleo de Accumbens, liberando dopamina. Después que el azúcar activa este sistema, nos quedamos deseando más, porque estas partes del cerebro son responsables del comportamiento, la búsqueda de placer y la adicción. Así lo señalan estudios publicados en Neuroscience & Biobehavioral Reviews del 2019.
Ahora bien, desde el punto de vista evolutivo, este sistema tenía sus ventajas, porque fomentaba el consumo de alimentos que nos permitirían almacenar grasa, un comportamiento útil durante los períodos en los que las fuentes de alimentos escaseaban. Sin embargo, hoy por hoy, en gran cantidad de los seres humanos modernos, la escasez de alimentos con alto contenido de azúcar y grasa, no parece ser el caso.
Qué sucede cuando comemos alimentos dulces?
Señalan los autores del estudio, que el azúcar actúa, en la vía de recompensa del cerebro, de una manera similar a las drogas como la cocaína y la heroína. Y es que cuando se sobre estimula la vía, esta se prepara para requerir ese estímulo.
Daños causados por el excesivo consumo de azúcar
Los investigadores de los informes científicos del año 2019 defendieron el vínculo entre el consumo excesivo de azúcar y la epidemia de obesidad. Argumentaron que la naturaleza adictiva del azúcar puede resultar en un consumo excesivo de calorías y, en última instancia, en la obesidad. Como sello distintivo del síndrome metabólico, la obesidad se asocia con la diabetes tipo 2. Además con la enfermedad cardiovascular, problemas respiratorios y riesgos de depresión e incluso, posible demencia.
También se sabe que el consumo excesivo de azúcares aumenta el riesgo de cáncer. También de estrés oxidativo y de enfermedades inflamatorias.
Además, diferentes formas de azúcar pueden tener diferentes efectos en nuestros cuerpos. Los alimentos con fructuosa agregada, están principalmente relacionados con un mayor riesgo de síntomas de hipertensión arterial. También de resistencia a la insulina, de lipogénesis, diabetes y retinopatía asociada. así como de enfermedad renal e inflamación.
Objetivos dietéticos para el consumo de azucares
De acuerdo con las directrices dietéticas para los estadounidenses, correspondientes a los años 2020-2025, recientemente publicadas, los azúcares agregados representan, aproximadamente, 270 calorías (13.5%), o 17 cucharaditas, en la dieta promedio de una persona, por día. Las pautas establecen que, para una dieta saludable, los azúcares agregados deben ser (remanentes) menos del 19% de las calorías que se consumen. Dada su naturaleza adictiva, reducir el consumo puede ser complicado para algunos. Sin embargo hay formas más fáciles y adecuadas de hacerlo, que la de simplemente pasarlo por alto.
Una nueva investigación está abriendo caminos para explorar formas que pueden ayudar a regular nuestras preferencias y apetencias. Según indica el estudio publicado en The Science, el investigador encuentra que el FGF21 (factor de crecimiento fibroblasto, proteína que en los mamíferos es codificada con esas letras), se dirige a las neuronas glutamatérgicas. Además suprime los antojos de azúcar, al mejorar la sensibilidad a la glucosa de ciertas neuronas en el hipotálamo ventromedial. De allí que se podría desarrollar una forma modificada de la hormona, para ayudar a controlar los antojos de azúcar.
¿Qué tipo de azúcar debes consumir?
En lugar de intentar eliminar el azúcar de la dieta, los investigadores recomiendan encontrar los tipos correctos de azúcares, como los de los alimentos integrales que los contienen. Estos son las frutas, los cereales y los lácteos.
Estos alimentos se digieren más lentamente que los que tienen azúcares refinados y se reparten en el cuerpo como un suministro de energía constante, en lugar de un rápido rush y un colapso posterior.
Otros consejos para reducir la ingesta de azúcar
- Ingerir más alimentos integrales y menos alimentos procesados, los cuales pueden incluir cantidades altas de azúcar agregada.
- Es importante leer atentamente las etiquetas de los alimentos, para comprobar la cantidad de azúcar que se ha agregado a los productos en cuestión.
- Alimentos que no se registran como dulces, como son, por ejemplo, los condimentos y los marinados, tienden a tener más azúcar de lo que se cree.
Hay que recordar, que, además de todo lo anteriormente expuesto con respecto al daño que puede ocasionar el uso inadecuado del azúcar en su dieta diaria, el azúcar en exceso está relacionado, también, con los trastornos cognitivos, incluyendo la enfermedad de Alzheimer.
Conociendo toda esta información, es imprescindible tomar conciencia de que debemos controlar nuestra ingesta de azúcar si queremos tener buena calidad de vida.
Ref: Alistair Gardiner
Dr Isidoro Bronstein
Medicina Preventiva y Longevidad