En la vida pasamos por momentos de derrota, esos que nos empujan poco a poco al fondo del precipicio. Nada nos sale bien. Son momentos que sentimos que se desestabilizan las estructuras que nos sostenían. Relaciones de pareja que se rompen. Trabajos que se pierden. Proyectos de vida que se truncan o sueños que parecen inalcanzables. Sea como sea, lo que nos deja el pasar por estos dolorosos y oscuros ciclos, en los que sentimos que llegamos al punto limite de nuestro aguante, tocando fondo, es re- impulsarnos para levantarnos más fortalecidos que nunca.
La derrota: me siento deprimida. ¿Cuánto tiempo estaré así?
El sentir la derrota ya sea por eventos fortuitos, donde no tenemos ningún control sobre ellos, o sea por nuestra propia responsabilidad, nos deprime haciéndonos sentir dolor, ansiedad y desesperanza. A esto se suma tener que afrontar en ese momento tan difícil las consecuencias que la derrota nos deja.
Podemos estar sumidos en ese hoyo profundo de pena de forma indefinida, lamiendo nuestras propias heridas, rumiando nuestros pensamientos, aguantando, sufriendo y soportando la carga de la pena. Como seres humanos tenemos diferentes tipos de emociones y los sentimientos más oscuros son los que afloran y nos dominan en tiempos de derrota.
Se dice que el ser felices es una opción que tenemos cada uno de nosotros, pero también debemos entender que somos seres que reaccionamos a lo que nos sucede. Tenemos diferentes emociones ante la pérdida de alguien o algo. Influye en nuestra vida todo lo que pasa a nuestro alrededor. Nuestras relaciones familiares, de pareja, amigos o entorno de trabajo.
Por lo tanto para poder salir del estado de derrota debemos primero tener la capacidad de entender qué pasó y asumir que ya tocamos fondo. Lo más importante a tener en cuenta es que solo de nosotros mismos dependerá dar el impulso necesario para salir de ese estado de dolor e impotencia.
Derrota: una época gris y oscura que puedes superar
¿Cuánto tiempo pasarás en estado de derrota? Eso dependerá de la personalidad de cada quien. De la flexibilidad que tengas para poder adaptarte y asumir la adversidad, así como del trabajo interior que hayas realizado en esa época gris. El tiempo que te quedes sumergida en la oscuridad siempre será opcional. Buda decía: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.
Tocar fondo muchas veces nos da el impulso que necesitamos para salir adelante
Al tocar fondo llegó el momento de reaccionar, de sacudirte esa energía baja que nos domina en tiempos difíciles. No puedes cambiar lo que ocurrió, pero si debes armarte de coraje y aceptar los hechos, reflexionando con el corazón sobre lo ocurrido para darle ese rumbo positivo y enérgico a tu vida.
La derrota es una experiencia dolorosa que siempre deja un aprendizaje. Que aunque no lo creamos da ánimo, ya que ayuda a sacar fuerzas para resurgir de nuevo. Está en nuestra voluntad reaccionar como el ave Fénix, renaciendo de nuestras propias cenizas. Tomando en cuenta que reaccionar positivamente a la derrota, nos empodera y ayuda a ser mejores personas y a sentirnos seguras. A tener amor propio, algo que tantas veces olvidamos. Cada derrota vivida nos lleva a una transformación personal, que nunca dejará de ocurrir sin sufrimiento, pero al final el dolor siempre se transformará en fuerza y valor.
La vida nos da lecciones en cada caída. El mejor consejo ante la derrota es nunca reprimir nuestros sentimientos, pasar el tiempo que necesitemos para ahogar nuestras penas. Reflexionar ante la adversidad. Aceptar que nos caímos y que debemos volver a salir adelante. Recordar que una derrota no es el fin, solo es un obstáculo más a vencer para lograr lo que queremos y merecemos.