En este mundo tan convulsionado y demandante, uno de nuestros grandes retos es ser mejores personas, para poder afrontar todo lo inherente a nuestra misión de vida. En primer lugar somos los pilares de la familia y además tenemos responsabilidades enormes que cumplir. Cómo podemos salir adelante sin apegarnos a la parte espiritual?
No es fácil. Necesitamos aferrarnos a algo o a alguien para sentirnos apoyados en cada paso que vamos dando. Esa parte espiritual es la que nos ayuda a ser mejores personas. Mejores mujeres madres, esposas, hijas, amigas…. Nuestra misión es ser diferentes y destacarnos con un mensaje distinto. Más humano, compasivo y cercano.
Ser mejores personas: una misión de vida que te hace feliz
Esto es algo a lo que debemos darle un pensamiento serio. Nunca es tarde para hacer cambios positivos. Cambios que nos hagan sentir orgullosas de las mujeres que somos. Las cosas materiales nos dan placer momentáneo, pero no es lo que llena nuestra vida. No por ser la mejor vestida, la más educada, o la más bella vas a dejar una huella importante. Tampoco la más adinerada. Ni siquiera la que mayor esfuerzo hizo para destacarse en el trabajo.
El recuerdo que dejaremos debe estar relacionado con un mensaje de amor y de entrega. Esto solo podemos lograrlo sintiéndonos cerca de un Ser Superior que nos acompaña y nos ayuda ser mejores personas en cada momento de nuestras vidas.
Una mujer distinta
Dar sin esperar nada a cambio es un gran logro que empodera tu corazón y tu vida. Cuando somos jóvenes no entendemos esto. Esperamos tanto de los demás, que muchas veces somos infelices, por no sentirnos retribuidas. Cuando aprendemos a no esperar nada, sino a agradecer por lo recibido, la vida nos cambia.
La familia y la sociedad necesitan mejores personas. Los líderes de hoy tienen el gran reto de llegar a los corazones de la gente con un mensaje real y más sincero. Piensa en lo siguiente: te has dado cuenta que tu puedes con un mensaje sencillo, pero lleno de amor, transformar la vida de alguien? Y no te hablo de ir predicando el evangelio. Esa no es nuestra misión. Es ser esa mujer que todos admiran, y primeramente que tu admiras. Es inspirar a los demás por tu ética, por ser agradecida, por ser una buena persona.
Ser mujeres más espirituales nos ayuda a vivir sin rencor, sin rabia, respetando a los demás y dando más amor. Hagamos más por nosotras mismas, por ser mejores personas y dejar una huella de amor profunda en los corazones de quienes amamos.
«La mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas acciones»___Marie Curie
